En un giro sorprendente de los acontecimientos, una reciente protesta en Serbia contra un proyecto de extracción de litio propuesto ha desatado acusaciones de interferencia extranjera y amenazas por parte del gobierno. Miles de personas salieron a las calles de Belgrado para expresar su oposición al plan minero, con algunos individuos recurriendo al bloqueo de estaciones de tren y principales carreteras, lo que provocó la intervención policial. El Ministro del Interior Ivica Dacic confirmó varios arrestos en relación con las manifestaciones.
El Presidente Aleksandar Vucic ha acusado a los manifestantes de participar en una «guerra híbrida» para desestabilizar al gobierno, sugiriendo respaldo occidental para la agitación. Aunque reconoció la naturaleza democrática de la protesta principal, Vucic condenó la interrupción causada por grupos minoritarios. Insinuó que estas acciones formaban parte de una estrategia más amplia para socavar su liderazgo, estableciendo paralelos con agitaciones políticas pasadas.
El proyecto de extracción de litio propuesto, inicialmente dejado de lado debido a la protesta pública, ha resurgido tras un nuevo acuerdo con la Unión Europea sobre «materiales críticos». A pesar de que el gobierno resalta los beneficios económicos, los ecologistas advierten sobre graves consecuencias ecológicas y sociales. La reciente promesa de Vucic de retrasar las actividades mineras durante dos años pendiente de una evaluación adicional puede no ser suficiente para calmar las preocupaciones, dada su trayectoria de manipulación de la opinión pública.
El debate conflictivo sobre el proyecto de extracción de litio continúa dividiendo a la sociedad serbia, destacando el delicado equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación ambiental. Mientras el país navega su camino hacia la adhesión a la UE, las tensiones en torno a la explotación de recursos naturales sirven como testamento de las complejidades del crecimiento sostenible en un mundo que cambia rápidamente.