En 1980, Bolivia vivió uno de los periodos más oscuros de su historia reciente bajo el mando del general Luis García Meza Tejada. Este militar boliviano, nacido en La Paz el 8 de agosto de 1929, lideró un golpe de Estado que instauró una dictadura caracterizada por la represión y el terror.
El régimen de García Meza, que duró de 1980 a 1981, se destacó por la brutalidad con la que se manejó la oposición. Bajo la dirección del Ministro del Interior, Luis Arce Gómez, el gobierno implementó tácticas de terrorismo de Estado que resultaron en aproximadamente 500 víctimas entre desapariciones forzadas, torturas y persecuciones, y alrededor de 4000 detenidos. Entre las víctimas más notables se encuentra Marcelo Quiroga Santa Cruz, un diputado nacional y crítico del régimen anterior de Hugo Banzer.
La dictadura también fue responsable de la masacre en los centros mineros de Viloco y Caracoles, así como del asesinato de ocho líderes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en la Masacre de la Calle Harrington en enero de 1981. La única sobreviviente, Gloria Ardaya, fue posteriormente capturada, torturada y exiliada.
Además de la represión, el gobierno de García Meza estuvo marcado por la corrupción. Se le atribuye la venta de los diarios del Che Guevara y el robo de bienes públicos, así como la concesión de contratos mineros a empresas extranjeras. Su régimen también facilitó el crecimiento del narcotráfico en Bolivia, especialmente en la región del Chapare.
Tras su caída, García Meza huyó a Brasil, donde vivió clandestinamente hasta su captura en 1994. Fue extraditado a Bolivia en 1995 y pasó sus últimos años en prisión y en un hospital militar, donde falleció en 2018.