El 24 de febrero de 2022, Rusia inició una invasión a gran escala de Ucrania, marcando una escalada significativa en el conflicto que había comenzado en 2014. Este ataque, el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, se lanzó simultáneamente por tierra y aire, con misiles alcanzando incluso la ciudad de Lviv en el oeste de Ucrania. La operación combinada de armas fue la más grande de Rusia desde la Batalla de Berlín en 1945.
El presidente ruso, Vladimir Putin, justificó la invasión como una «operación militar especial» destinada a apoyar a las repúblicas separatistas de Donetsk y Luhansk y a «desmilitarizar y desnazificar» Ucrania. Sin embargo, muchos analistas interpretan estos objetivos como un pretexto para una ambición territorial más amplia, que incluye la creación de un puente terrestre entre Crimea y el Donbás, y posiblemente la ocupación total de Ucrania.
La resistencia ucraniana fue feroz e inesperada. En Kyiv, las fuerzas rusas no lograron capturar la ciudad y fueron repelidas en batallas clave como las de Irpin, Hostomel y Bucha. A pesar de los intentos de rodear la capital, los defensores ucranianos, utilizando misiles antitanque Javelin y misiles antiaéreos Stinger proporcionados por Occidente, lograron frenar el avance ruso.
En el sur y sureste, Rusia capturó Kherson en marzo y Mariúpol en mayo tras un asedio destructivo. Sin embargo, las contraofensivas ucranianas en el sur y el este a finales de 2022 lograron recuperar territorios significativos, incluyendo partes de la región de Kherson.
A medida que la guerra entra en su tercer año, los objetivos estratégicos de Putin parecen centrarse en mantener la presión sobre Ucrania y convencer al mundo de que Ucrania no es una nación soberana. Por otro lado, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy busca preservar la soberanía de Ucrania y minimizar las pérdidas territoriales, mientras reconstruye y refuerza su ejército para futuras ofensivas.
La invasión ha tenido un costo humano y material devastador, y ha reconfigurado las alianzas y estrategias militares en Europa y más allá. La comunidad internacional sigue observando de cerca, mientras Ucrania y sus aliados occidentales continúan resistiendo las ambiciones de Rusia.